martes, 15 de septiembre de 2009

Plumas de fuego 3.2

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RECORDANDO...PLUMAS

-Iker es un joven universitario que vive en un piso de Barcelona con Esther

-Está enamorado en silencio de ella
-Una noche en la playa se besan, y algo extraño ocurre...

- Iker despierta en el hospital despues de tres semanas en coma

-Su madre le cuenta que durante todo este tiempo Esther ha estado a su lado, pero ahora extrañamente no está, se ha ido, e Iker tiene demasiadas preguntas

-Iker sueña con un extraño ser
Y AHORA
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Durante un par de días me hicieron pruebas de todo tipo antes de que me dieran el alta médica, aunque finalmente salí del hospital sin que averiguasen que me había inducido al coma.
Creo que no hace falta decir que ella no dió señales de vida, y que en mi interior se despertaron las partes combatientes, una guerra encarnizada entre la parte que quería seguir adelante y dejar pasar el tiempo, preservar un orgullo ya magullado, y entre la parte preocupada, esa extraña fiereza que mostraba, ese instinto que me decía que esa actitud no era habitual, que había algo que no iba bien. Por supuesto que ganó la segunda parte, sobretodo cuando el espejismo se rompió y descubrí que lo que yo creí que era orgullo, era dependencia, necesidad de que me necesitase al igual que yo la comenzaba a necesitar, que me diera aire, que me calmara, que me salvara…
La llamé a su móvil, el instinto que me gritaba, “¡Ha pasado algo!”, me arañaba el corazón, me saturaba la mente con un único pensamiento como no había pasado nunca, me erizaba la piel…Todo seguía igual, yo preocupado, y ella desaparecida, callada en el lugar al que había ido o al que le habían llevado, sin cogerme el teléfono, sin calmar esa sensación de que me necesitaba. Esa sensación me llevo hasta su casa, hasta nuestra casa, a pesar de que el doctor insistiera en que permaneciera algunos días más en reposo preventivo, y que recobrase mi vida paulatinamente. Toqué el timbre, y una voz femenina que no conocía salió del interfono
-¿Quién?
-Hola ¿está Esther?
-¿Quién pregunta por ella?- respondió rápidamente
-Soy Iker, el…- ¿Qué era de ella? me pregunté, el chico al que besó y mandó directo al hospital para luego dejarlo tirado allí en una cama repleto de dudas, contesté cínicamente a mi propia pregunta en pensamientos- amigo y compañero de piso de Esther- supuse que la voz que hablaba era la de la madre de Esther, ¿Qué hacía allí? Ya sé que era su casa, pero ¿y si realmente ha sucedido algo?
-No está, lo siento
-¿Pero esta bien?-
-Si, gracias-y colgó, pero volví a llamar
-¿Si?
-Perdone pero es que no había terminado- contesté con sequedad
-Iker, lo siento, todo va bien, pero ella ahora no está
-Perfecto, pero como supongo que usted la verá o hablará antes que yo, dígale que o me llame, o me diga que tengo que hacer, porque en su casa están mis cosas
-De acuerdo, lo haré
-Gracias.
Tenía miedo de hacer preguntas porque algunas respuestas me podían hacer mucho daño, pero toda esa situación fue un punto de inflexión para mí, ella estaba bien, se había marchado, continuaba con su vida, yo debía hacer lo mismo. Me convencí de que la piedra, por mucho que la ignorara, ahora estaba en su tejado, y que si ella sentía lo mismo que yo, tendría que preocuparse de volver antes de que lo que sentía se apagara. Pero todavía, día a día, durante un mes, me engañaba y volvía a ir a su casa, repasaba la ciudad saltándome ese nuevo principio que me había interpuesto. Volvía cada tarde decepcionado y dolido a casa de mis padres, y me prometía que no volvería a ir, pero llegaba el día siguiente y volvía a cometer el mismo error de nuevo, encerrándome de lleno en un círculo vicioso autodestructivo.
Paulatinamente volví a mi vida de siempre, y esta consistía en disfrutar del verano al salir de trabajar, aprovechar el sol como si fuese el último, como si esa noche la nocturnidad engulliría su luz, apagándolo para siempre; y también el mar, era inevitable disfrutar de su esencia embriagadora, de su fuerza, de su perspectiva salada, que poco a poco, como ocurre con otras heridas, las iba sanando.
El sol se ocultaba con uno de esos atardeceres espectaculares que se formaban en los días estivales cuando volvía de la playa. A escasos pasos del portal de casa de mis padres, un taxi se detuvo perpendicularmente a la entrada. Bajó de este una chica guapísima, de una estura más bien baja, por lo menos comparándola conmigo; debía medir alrededor del 1,58. Era delgada, algo más delgada a lo habitual tenía una media melena ondulada, y cada uno de esos jirones tenía un color dorado rojizo, su tez era fina y blanquecina, y era poseedora de unos ojos negros muy intensos que intensificaba con una raya del mismo color. Tenía bolsas en los párpados inferiores de un color amoratado, que destacaban en ese rostro que se asemejaba a una muñeca de porcelana.
-Hola-saludé amablemente, con una sonrisa en los ojos, y la timidez en los labios
-Hola, ¿Vives allí?- preguntó señalando el portal
-Si, ¿Te hecho una mano?
-Gracias- respondió- pero no quiero causarte molestias
-No es ninguna molestia…-me callé, no sabía su nombre.
-Sandra- se presentó rápidamente- ¿y tú?
-Iker- murmuré mientras le daba dos besos- un placer
Nos introducimos en el portal, y comenzamos a subir las escaleras.
-El placer es mío- resultó ser la vecina del piso de arriba
-¿De donde eres Sandra?- pronuncié como pude por la falta de aire que me provocaba acarrear dos maletas de un peso inimaginable para el tamaño de estas, por las escaleras.
-Soy de Madrid-respondió con brusquedad, y comprendí al instante que no quería que hiciera un interrogatorio sobre su vida. Abrió su casa, y un enorme olor a humedad salió corriendo al rellano. Dejé las maletas allí y comencé a descender las escaleras
-¿Quieres entrar?- preguntó casi gritando para detener la velocidad de descenso con la que actuaba.
-Muchas gracias, Sandra, pero tu debes estar muy cansada, ¿Qué tal si lo dejamos para otro día?
-De acuerdo- asintió gustosamente-¿Qué te parece si mañana me haces de guía por Barcelona?
-Será un placer

Después de trabajar, al día siguiente, fui a buscar a Sandra para introducirle en esas callejuelas, secretos, y lugares especiales que formaban parte de mí, de la ciudad condal. A partir de ahí, empezó a surgir entre nosotros una buena amistad, encontré en ella la persona que necesitaba tras la marcha de Esther, una persona con la que comenzaba a tener muchísima complicidad, y sobretodo muy buenos momentos, pero en lo que más me ayudaba, justamente, era a pensar cada vez menos en Esther.
La luna, mágica y resplandeciente como siempre, seguía haciendo ese fantástico trabajo, iluminando las calles, y en ellas, los corazones más oscuros y apagados. Reconozco que todo lo que había vivido con Esther, a pesar de su inmensidad e intensidad, se estaba quedando estancado en el pasado, me sorprendía de una manera abrumadora, como había pasado de querer a esa persona, con todos mis sentidos, incluso de tenerla cerca tan solo para respirar, y que en un par de meses volvía a ser autodependiente y hacerlo nuevamente yo solo.
Una tarde, como era rutinario, volví a ir a la playa, pero esta vez lo hacía con Sandra.
Me metí en el agua solo, y al salir de esta vi a Sandra hablando con un chico, me sorprendí celoso. Al acercarme, me lo presentó, era Ewan, un americano instalado en España desde hacía dos años. Era más joven que yo, aunque su aspecto físico dijera lo contrario, era de una estatura media, bastante corpulento, y con un color de ojos que me dejaron atónitos debido a su rareza, en un principio eran azules, pero extrañamente, en ocasiones, daba la sensación de que cambiaban a un tono grisáceo cercano al plateado, a los que muchas veces me quedaba inconscientemente con la mirada fija a sus ojos, hasta que comenzaba a sentir que era absorbido por un inmenso agujero negro. Ewan era grosero, estúpido, prepotente, con un humor muy negro que no era de mi agrado, me caía realmente mal y no teníamos nada en común. Tampoco me gustaba ese aire desaliñado que gastaba, con el pelo revuelto para todos los lados, y la barba de varios días, por no decir semanas, que le daban un aspecto de suciedad. Nunca había prejuzgado a la gente, no me nacía, pero con el era forzado, y no sabía si era forzado porque me molestaba que fuera así, o porque me sentía amenazado, incluso cohibido, y buscaba cualquier motivo forzado para evitar que tuviéramos algo en común.
Poco a poco Ewan y yo nos acercamos, y aunque seguía sintiéndome amenazado y celoso de la relación que mantenía con Sandra conseguimos comunicarnos y tener muchas mas cosas en común de lo que imaginaba de antemano. Al menos ahora, ambos habíamos dado el paso a darnos una oportunidad, e íbamos dando pasos con esa lentitud tan necesaria; tenía la sensación que de ahí, de esa manera, si naciera algo, sería una amistad más pura, más sincera, y al fin y al cabo, más verdadera.



CONTINUARÁ...

9 volátiles plumas:

Farfalla Dimora dijo...

Pues Iker ha tardado más bien poco en olvidarse de Esther... Si es que siempre creemos que necesitamos a una persona mucho más de lo que realmente la necesitamos.
Y esta Sandra... a mí no me gusta un pelo, pero me da que puede ser nexo de unión entre Kiar e Iker, o al menos entre las dos historias.
Y me da también que Ewan será de los primero en morir, porque... morirá alguien, ¿no?

De todos modos, me tienes en vela.
Me encanta.
Tan brillante como me tienes acostumbrada.

¡¡Mil besazos!!

Silencios dijo...

Tengo una sensación extraña, dime ¿Esther regresa en algún momento? Algo así de un día para otro, es posible que desaparezca., no sé.

Me gusta la posible complicidad entre ambos señores, ¿Verdad? me da mucho juego ... uffff

Sigue, por favor, ¿el próximo? ¡¡¡ ¿¿¿Mañana??!!!

Besos Ternura

SUSURU dijo...

siempre me quedo con ganas de más cuando paso por aquí a leerte.

qué enigma encierran Esther, Sandra?

dependencia con Esther y tan rápido cambiarla por otra.......

espero el próximo capítulo

Samantha dijo...

Cada vez que te leo, me quedo con las ganas de más!! jeje. Es muy curioso como las personas, cuando pierden a alguien, se aferran enseguida a otra persona.

Un saludo!

Pluma de fuego dijo...

Farfalla, primero que ya ha pasado un tiempo, segundo puede ser lo que tu dices que Iker no necesitaba tanto a Esther, y tercero puede ser que Iker se esté engañando para sobrevivir, y no me provoques que ya tengo llagas en la boca de mordérmela.
Y miras que eres sanguinárea y asesina, jajaja, pero sí, alguien tendrá que morir algún día.
Solo espérate un póquito más y algunas de tus dudas serás resueltas.

Pluma de fuego dijo...

Silencios, si tiene que regresar... y le explicará a Iker que sucedió.
En cuanto a la posible complicidad de los chicos, ahí has estado muy atento, porque ¡Ojo! es un aspecto fundamental en la historia

Pluma de fuego dijo...

Susuru si hay secretos por el medio, pero algunos prontos serán desvelados

Pluma de fuego dijo...

Samantha si, es cierto, es como un método de supervivencia

Noelia dijo...

Antes que nada sory por tardar en leer pero estuve unos días fuera, la historia me dejó encantada, yo creo que Iker se engaña para no sufrir por Esther, me parece que Sandra no trae nada bueno y Ewan mmm me parece que sé quién es, muy buena!!!

Besos

Noe