miércoles, 5 de agosto de 2009

Plumas de Fuego -Prólogo- (4ª Parte)

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Al terminar el camino, una enorme puerta de madera vieja, llena de muescas y con varias zonas de color rojo mortecino que alguien comenzó a pintar y por alguna razón no terminó, se mostró ante nosotros, plantada en medio de la nada. Empujé delicadamente el trozo de madera que colgaba de un único gozne corroído y oxidado por si alguna razón cedía, que era lo más probable, no me cayese encima, detrás aparecieron unas majestuosas escaleras de piedra caliza blanca que conducían hasta la puerta principal del edificio. Las vistas desde donde me encontraba habían cambiado por completo, todo era realmente soberbio, o eso era lo que parecía a simple vista. El edificio era enorme, su longitud debía ser aproximadamente de unos sesenta metros, y de ocho pisos de altura. Toda la fachada estaba pintada de color blanco hueso excepto los marcos de los enormes ventanales, cinco por planta en esa cara ante la cual yo me encontraba, que eran verdosos, y en cuyo saliente habían varias macetas con flores azules y malvas. Desde los ventanales se observaban cortinajes marrones que ocultaban el interior.
Subí las escaleras al completo aún siguiendo los pasos del guardia. Un enorme portón de hierro reforzado hacía infranqueable la entrada. Dos nuevos guardias la custodiaban.
-Aquí tenéis al chico- informó antes de bostezar el guardia al que había perseguido desde el inicio.
-Venga chaval, espabila que no tenemos todo el día- exclamó un guardia anciano antes de volver a repetir la misma acción a su homólogo, de nuevo mucho más joven, al igual que había sucedido con el par que salvaguardaba la entrada
-Acompáñame ¿Kiar?- pronunció el joven guardia, un chico tímido y bastante distraído que debía tener más o menos mi edad
-Si, Kiar, ¿Y tú?
-Déjate de flirteos y romanticismos y andando- me abroncó el viejo
El joven vigilante abrió, y cerró después, con enorme esfuerzo, uno de los dos enormes y pesados portones. La sala que se ocultaba detrás, era espaciosa. Varias macetones repletos de lirios blancos le daba sobriedad al espacio donde varias obras de arte de diferentes estilos y épocas tenían allí un rinconcito. Había desde esculturas, mesas y sillas antiquísimas, diversos y extraños artilugios, armas, hasta cuadros de presumiblemente grandes genios que por mucho que observaba no era capaz de reconocer. Varias puertas, además de dos escaleras, una que ascendía y otra a la inversa, daban continuidad a la estancia. Me sorprendió mucho, y a la par me asustó, encontrar una escalera que bajará al subsuelo. No tuve valor a preguntárselo al guardia, pero podría ser un almacén o una bodega.
Lo dejé pasar y seguí observando lo que se mostraba ante mis ojos, y aunque hubiese preferido una visita guiada, el nervioso novato no estaba por la labor de perder tiempo en cada sala y provocar la ira de su compañero.
-Sígueme Kiar- comentó apaciblemente al abrir una nueva puerta más, la que estaba en el lado izquierdo- Por cierto- dirigió la mirada a ambos lados- me llamo Ethan- añadió mientras me acercaba una mano
-Un placer Ethan- le saludé estrechando mi mano con la suya. Ambos sonreímos.
Al traspasar la puerta, un pasillo ahogado, angosto, y atestado de un fortísimo olor a humedad me arrojó de nuevo a las tinieblas del edificio. En el techo, un par de fluorescentes, que emitían una luz azulina, colgaban de unas pequeñas cadenas de hierro llenas de óxido que estaban a punto de ceder, y alrededor varias moscas y mosquitos revoloteaban incordiando lo máximo posible. Aquel pasillo se me hizo eterno, pero finalmente conseguí llegar al final, donde una lámina de chapa sujeta a la pared por varios alambres hacía las veces de puerta.
El edificio en el que me encontraba, era considerado como una de las insignias del país. Siempre lo había imaginado impresionante y hermosísimo, por lo que la decepción me azotó a escasos centímetros de entrar a aquel diminuto y asfixiante pasillo, aún así, no sé porque razón, presentía que lo peor aún no había llegado, y no me equivoqué…
Un aire putrefacto dominaba la habitación, y no cesó en el intento hasta que se introdujo en mi cuerpo. Olía a un concentrado de miles de heces mezclado con la sangre de un millar de vidas. Realmente era el olor más inmundo que nunca antes había olido. Rápidamente me subí la camiseta hasta la nariz, y me tapé esta con la mano, y aún así lograba aquel aire viciado lograba filtrarse. Por suerte, la siguiente puerta solo se encontraba a escasos metros.
En aquel mismo momento en que Ethan cerró la puerta aprisionando el hedor, y yo cogía aire, varias luces destellantes acompañadas de un ensordecedor sonido intermitente quebraron el silencio y la oscuridad. El semblante de Ethan cambió por completo, se mostraba mucho más agresivo, decidido y avispado.
-¡Sígueme!- ordenó un autoritario y sorprendente Ethan- Ante cualquier indicio de huida, agresión, o incumplimiento de lo que te ordene, me veré obligado a utilizar la fuerza para evitarlo
-De acuerdo, pero ¿Qué sucede?- pregunté preocupado, pero no recibí respuesta, ni siquiera me miró, incluso podía asegurar, casi sin riesgo a equivocarme, que no pestañeó durante todo el recorrido hasta una sala blanca, en su interior solo había un par de sillas y una mesa de plástico. Ethan me dejó allí, y salió corriendo encerrándome en aquellas tres paredes, donde la cuarta era una cristalera reforzada que me permitía vislumbrar lo que ocurría en el pasillo.
Poco después de las idas y venidas de varios guardias por aquel pasillo, cinco de ellos entraron en la misma sala en la que yo estaba aprisionado con sus metralles y se colocaron formando una semicircunferencia delante de mí. Me estaba dando cuenta de que había algo raro y delicado en todo lo que ocurría. Tenía cada vez más miedo, y nadie quería decirme nada, pero lo que sí sabía es que todo estaba relacionado conmigo.
Así, con las gotas de un sudor frío resbalando por mi piel, pasé las siguientes dos horas hasta que el ruido y las luces se disiparon, y pude volver a respirar tranquilamente, pero aunque sonreí y me levanté del asiento, ninguno de los cinco guardias movió un solo músculo. Volví a sentarme en mi asiento.
Perdí la noción del tiempo, pero más que por rapidez por lentitud. En los pasillos reinaba el silencio. Los guardias seguían en la misma postura, y yo, que me movía por toda la sala, me aburría enormemente. El sueño comenzaba a abrazarme cuando ocurrió lo que todo el mundo estaba esperando, algo interesante.
Una persona apareció por el lado derecho de la cristalera, debía ser un infiltrado por sus ropas y por el jaleo que había organizado; se giró y observó velozmente que la sala estaba invadida por un grupo de guardias sentados en unas sillas y por mí.
Los guardias se levantaron de un salto y salieron en su búsqueda, este echó a correr, llevaba algo en brazos, pero de repente se detuvo, giró lentamente la cabeza y comenzó a sonreír mientras un buen puñado de lágrimas se liberaban de la cárcel de sus ojos. Agudicé la vista ¿Quiera era ese hombre? No, no podía ser él, me dije, era Swen. Mi mandíbula desencajada era el colofón final a mi expresión anonadada. A Swen aún le dió tiempo para apoyar su mano en la cristalera, mostrándome lo que protegía entre sus brazos, era un bebé, y a gesticularme con los labios, con claridad, “Kiar, te quiero mi vida”, lo demás fue demasiado rápido.
Él, corriendo con el bebé, los guardias, descargando toda la munición a diestro y siniestro, y yo repitiendo, y a la vez asumiendo, una y otra vez el suceso, y aunque no conseguía descifrar lo ocurrido, comprendía que la situación era extremadamente peligrosa, Swen y el bebé que acunaba en sus brazos estaban en peligro, posiblemente yo también lo estaba


CONTINUARÁ...





14 volátiles plumas:

Farfalla Dimora dijo...

Yo de mayor quiero escribir como tú. Me he leído las cuatro partes de un tirón y ya me tienes enganchadísima a la historia e intrigada al máximo.
Eres un genio.
Un beso

Silencios dijo...

Si fuera Editora no dudaría ni por un segundo que eres mi estrella literaria del momento de esté y de muchos años más, Ay!! Si fuera ....

Amigo eres Magnifico con la pluma

Mis besos de ADMIRACIÖN

Samantha dijo...

Me alegro que te guste mi blog, yo me enganchado a tus historias :)

Pluma de fuego dijo...

Farfalla Diamora muchas gracias, ya te dije, que esta historia era un enigma, no sé sabe nada de nada, y tiene demasiada intriga, pero solo es el prólogo, algo extenso pero solo el prólogo jeje

Pluma de fuego dijo...

Silencios jajaja, así te escuchen, y algun día pueda publicar algún libro...
Muchas gracias ^^

Pluma de fuego dijo...

Samantha, gracias a ti... me alegra mucho

Samantha dijo...

No te creas que yo se un montón, pero desde que tengo internet estoy aprendiendo mucho sobre vampiros :)

Un saludo!!

PinKbutTerflY dijo...

Hola! Bueno tengo que ponerme al día con tus actualizaciones que me van a encantar leer! Pero ahora paso rapido para avisarte que tenés un premio en mi blog! Espero que pases a buscarlo rápido! :D

Un abrazO.

Melissa dijo...

esto se pone...interesante :P
jaja besitos niño
Por cierto, al final Port Aventura a la mierda...ya te contaré!!

Pluma de fuego dijo...

Samantha jeje, bueno pues lo que vas sabiendo nos los enseñas a los demás.

Pluma de fuego dijo...

Pinkbuterfly enseguida voy, muchas gracias

Pluma de fuego dijo...

Leyre ja! sobretodo para tí ¬¬ un beso

Fernando Quiroga dijo...

Excelente...seguís cautivando! Vamos!!

Pluma de fuego dijo...

Gracias Fernando ^^