viernes, 28 de agosto de 2009

Valle Alto Capítulo 3

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Recordando... Valle Alto


La historia de Sergio y Alejandro (hermanos) hace tiempo que empezó. Sergio roza la treintena, Alejandro es un adolescente, su aparente "normalidad" cae en pedazos cuando a la puerta, llama el hermano mayor de ambos, Hugo. Y descubrímos que entre Hugo y Sergio hay problemas del pasado.
-Sergio era un chico problemático hasta que decidió que quería vivir su propia vida como quisiese, tres años después de empezar esta no le dejo hacerlo
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Y AHORA....



Capítulo 3.- El café de la esquina



-¡Alejandro!- gritó Sergio con el coche ya encendido- O espabilas o coges el autobús
-Vete, vete- dijo Alejandro saliendo a la puerta- yo cogeré el autobús y voy directo al instituto
-¿Qué? ¿Estás seguro? Autobús, baches, suciedad, olor a orín, conductor que le huele el aliento.
-Podré soportarlo
-Preservativos por el suelo, compresas, mocos debajo del asiento
-No seas asqueroso ni exagerado, anda
-Bueno vale, pero un día encontré un chicle pegado de hace siglos
- Seguramente fue el chicle que pegaste tú la primera de las dos únicas veces que has montado en él.- Sergio sonrió
- Menuda penitencia, pillé piojos, pulgas, garrapatas y la triquinosis
- Vale me arriesgaré
-Me voy ¿vale?- Alejandro asintió y Sergio se volvió, pero volvió a volverse- Ultima oportunidad- Alejandro ya volvía dentro de casa.
A Sergio le extrañó, pero subió en el coche ya con la calefacción funcionando y se fue.
Bajo por la cuesta de la urbanización, paso por varias granjas con vacas, cerdos, caballos, etc… con sus respectivos excrementos, que Sergio evitaba para no terminar vomitando. Pasó por una carretera estrecha repleta de curvas cerradas, poco después se introdujo en una carretera convencional, kilómetros mas tardes se encontraba en la ciudad donde trabajaba.
Aparcó el coche donde pudo, normalmente era complicado y lo estresaba de mala manera, pero extrañamente a lo habitual, había aparcado relativamente cerca. Caminó los escasos metros que lo separaban, y allí a lo lejos vio el rótulo, debajo había una mujer encendiendo un cigarro, era pelirroja natural, y como todos los pelirrojos naturales, tenía pecas en la cara, era bastante alta, y de una complexión normal.
-¡Bueno! ¡Pero mira quien tenemos aquí!- dijo la joven mujer
- Lorena llevo viniendo aquí a desayunar todos los días, a la misma hora, desde ocho años
- Sigo teniendo la esperanza de que algún día no vuelvas
-Yo también te quiero- se apoyó en la vidriera de la cafetería donde ella trabaja, y él regentaba desde hacía todo ese tiempo
-Hace años que no escucho esas palabras
-¿Has probado dejar el hábito? Yo te lo quito si quieres- bromeó
- Imbécil, solo es una etapa mala- agachó la mirada
-No, es una etapa normal, aquello fue una etapa extraordinaria
-¿Y tu que Don Juan Tenorio?
-Por una vez no hablemos de mí
Sergio se situó a su lado en silencio
-¿Quieres café?-le señaló la puerta- Necesitas que te ayude a entrar
-Desesperadamente, estoy apunto de morir, necesito cafeína en vena
-¿Pero?
-Esta la amargada de Cecilia, que me odia, y me hace el café asqueroso, y estoy de diarreas una semana.- Lorena sonrió, apagó el cigarro por la mitad, y suspiró
- Dependes de mi como el aire, sin mi no se que harías
-Me digo cada día lo mismo
Lorena entró en la barra se puso el delantal en la cintura, e hizo café, Sergio se sentó en un taburete al otro lado.
-Aquí tienes- Sergio cogió el vaso desechable, le dio un gran sorbo al café caliente y humeante y lanzó un pequeño murmullo de placer.
-Ha venido mi hermano
-¿Quién?
-Mi hermano
-¿Quién?
-Mi hermano
-No estoy sorda, ya he odio lo de tu hermano, ¿pero que hermano?
-Solo tengo conocimiento de dos
-No me jodas ¿Me lo dices en serio?
-Si- Lorena le miró a los ojos, poco a poco la sorpresa le abría la boca
-¿Tu hermano, hermano?
-Si, mujer si, antes de yo nacer, mi padre plantó una semillita en…
- Soy demasiado joven para morir
-Eso mismo digo yo
-¿Qué le pasa al mundo?- Se quito el delantal, y lo tiró, Cecilia le echó una mala mirada
-Acabas de salir a fumar un cigarro- le inquirió
-Nena, crisis existencial, voy a desayunar, lo necesito.- La volvió a mirar mal, igual que a Sergio, suspiró y siguió trabajando- y eso que soy la jefa
-Socia
-¿Qué?-preguntó dubitativa
-Que eres socia de Cecilia, no la jefa- le corrigió Sergio
-Dame ahora mismo el café, y que te lo haga mi socia- intentó cogérselo, pero Sergio en estos casos desarrollaba unos reflejos extraordinarios
-No, no, no seas mala, pero sabes que para mi tú eres la mejor, que sin ti no soy nadie- Lorena sonrió tímidamente, y Sergio que se había levantado rápidamente volvió a sentarse. Lorena se hizo un café con leche, y trajo dos magdalenas de chocolate.
-Toma- le tendió una magdalena
-Yo no como chocolate
-Bueno pues déjala en el plato
Se miraron, segundos después dejaron las banalidades, y Lorena lanzó la pregunta clave
-¿Y que hace ese impresentable aquí?
- No tengo interés en saberlo, solo quiero que se vaya de mi vida
- Cada día me cae peor y eso que no lo conozco
-Pero eso es porque eres una buena amiga mía y estas condicionada con lo que te he contado
-No, cielo, no te equivoques, ante esta clase de personas, algo dentro de mí despierta, me reconcome y está a punto de liberar la bilis- Sergio la miró extrañado- ¿Un poco fuerte?-asintió- Lo siento- sonrió, le dio un sorbo al café con leche- Yo no lo hubiese ayudado
-Es mi hermano
-Pero el también es tu hermano, y no hizo lo mismo cuando tu grandioso padre abandonó a tu hermano Alejandro por perseguir a una de esas mujeres de dudosa reputación con las que siempre está, ya sé que toda su vida ha hecho lo mismo, y no estoy incluyendo a tu madre, pero compréndeme, tú tuviste que dejar tu vida, dejar de perseguir tus sueños y hacerte cargo de un crío cuando no era tu obligación, que tu padre es un irresponsable y nunca cambiará eso lo sabemos todo, pero hay tenía que estar tu hermano Hugo para cuidar de vosotros, y encima lo más increíble fue cuando fuiste a casa de tu “hermano” como tu dices a pedirle ayuda, y te la negó porque erais una mala inversión,
-Mejor que yo no la sabe nadie, pero sigue siendo mi hermano
-Eres idiota, lo sabes- Sergio alzó la cabeza- te lo digo desde el corazón
-Lo sé, créeme, ambas cosas.
Quedaron en silencio, pensativos, mirándose de vez en cuando, dando sorbos a los cafés
-Duerme en el sótano- sonrió
-¡Lastima! Pensaba que lo habías dejado en el porche –sonrieron- y aparte de eso ¿Qué vas hacer?
- Intentar olvidarme que está de nuevo en mi vida, pero ahora mismo le voy a dar un bocado a esa magdalena que tiene una pinta…
-¡Ja! Lo sabía, eres como un niño
-Eres mala ¿Lo sabes? La has puesto delante de mí para que me mire con esa carita achocolatada
-Venga, muérdela y verás como te ayuda
Le dio un bocado y sonrió, cuando Cecilia se agachó a recoger algo del suelo, y con ella se le bajaron un poco los pantalones, enseñando el tango y medio culo
-¡Dios! Que buena que está
-¿Quién la magdalena o Cecilia?- rió a carcajadas Lorena.









Fin capítulo 3





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